EPIDEMIOLOGIA Y CLINICO



Se transmite habitualmente por contactos personales íntimos, piel a piel; con menor frecuencia, por medio de ropas de vestir y de cama. Predomina en jóvenes y en otoño-invierno. El síntoma guía es el intenso prurito, de predominio nocturno. Los signos específicos son los característicos surcos y las vesículas perladas. Se les superponen signos inespecíficos,
ocasionados o favorecidos por el rascado incesante: pápulas miliares, erosiones, nódulos, excoriaciones con impetiginización y eccematización. En los niños mayores, como en los adultos, predominan en los pliegues interdigitales, superficies flexoras de las muñecas y extensoras de codos, axilas, cintura, áreas perineales, respetando cara y cuero cabelludo. Esto último no sucede en los niños menores de 2 años, en quienes suele presentarse una erupción vesicular en regiones palmoplantares, cabeza, cara y cuello.

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